Esta frase impresa en pantalla solía ser el resultado del primer programa de todo mortal que haya programado alguna vez.
Debía de ser por tanto esa la frase con la que arrancase este blog, en un arrebato de nostalgia... el primero y último que espero permitirme, porque no ha nacido este blog para la nostalgia, sino para decir claramente y sin tapujos lo que pienso y me apetece, y cuando me apetezca. Sin peajes ni amiguismos. Principalmente en torno al cine y teatro, pero no limitado a ello.
No soy un experto, ni siquiera soy un novato... simplemente no soy. Pero no hay que ser cocinero para saber si la comida está rica o no, ni músico para saber si alguien desafina o no.
No espero que haya nadie necesariamente leyendo del otro lado, de igual modo que tampoco esperamos que nadie nos escuche cuando gritamos al vacío, con el único propósito de desahogarnos.
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