jueves, 23 de junio de 2011

Vuelta a empezar

Sin que sirva de precedente, me dispongo a cumplir mi palabra, y volver a hablar de cortos. Mi madre, tan adicta al refranero ella como Silvia Saint a las lavativas, desafiaría la lógica matemática diciendo que a la tercera va la vencida. La realidad es que, conseguida la muerte cerebral de este blog, expresada en términos de encefalograma plano de visitas durante la última semana, ya no encuentro motivo para seguir castigando la mandibula mental del único visitante que queda, que no es otro que uno mismo.

Así que... ¿por dónde empezar? En un ataque de originalidad y sentido común, decido retomar mi viaje allá donde me detuve: buscando un festival de cortos online que echarme al estomago.

Pero los festivales de cortos online son como los políticos honrados: escasos, dificiles de encontrar y duran poco en activo... o mueren jovenes.
Y así, sin buscarlo, me topo con otra de las paradojas de la vida: en un mundo cada vez más globalizado y tecnificado, los festivales de cortos locales florecen como si de candidatos a participar en Operación Triunfo se tratasen, y con los más variopintos hilos conductores.
No hay pueblo en este pais que se precie que no tenga su escandalo de corrupción política, su fiesta popular con maltrato animal incluido, y su festival de cortos. (El día que funde mi propio pueblo, prometo ser fiel a estas reglas con tan solo unas mínimas variaciones: festival de cortos... porno, maltrato político y corrupción animal).

Y te encuentras con cortos que, si tienen un mínimo de calidad o caen en gracia, van saltando de festival en festival, durante años, para que los vean unas decenas de personas en cada uno de ellos, y acumulando premios, en un efecto de bola de nieve.
Cuantos más premios acumula un corto, más obligación hay de premiarlo... si los de Villarriba le han dado un premio a este corto, no vamos a ser menos los de Villabajo, parecen decirse a si mismos los habitantes del pueblo de turno con infulas de convertirse en el Cannes español. Así hasta desarrollar una enfermiza simbiosis en la que ya no se sabe quien da prestigio a quien: Si el festival al corto por premiarlo, o el corto al festival por participar, dejarse premiar, y así tener la oportunidad de aparecer en la vitrina virtual de trofeos del corto, junto a festivales más prestigiosos. El mundo al revés.

¿Que sentido tiene darle 100 premios a un corto? ¿Que sentido tiene que los cortos no se exhiban comercialmente ni en cines ni en la TV, por falta de interés del público, y al mismo tiempo se racione su visionado por internet hasta no completar su eterno periplo por los festivales? ¿Es culpa de que festivales, regidos por reglas anacrónicas? ¿O es culpa de los cortos, que intentar elevar su prestigio siendo solo visibles en los festivales? ¿Que es mejor: que haya cientos de festivales, con premios menores a espaldas del gran público, o solo unos pocos, con buenos premios y repercusión mediatica?

Puf... Tanta pregunta existencial me ha levantado dolor de cabeza. Si me gustase pensar, en lugar de dedicarme a desplumar jupies pijos jugando al ciberpoker, borracho de Red Bull, habría consagrado mi vida a resolver sesudas cuestiones como el origen del universo, o a refinar la teoría de cuerdas.

Así que mejor volvamos a mi busqueda de festivales online. Y como uno es de memoria frágil, he decidido hacer una lista con mis descubrimientos festivaleros. Ordenadito que es uno... Por si alguien no lo sabe, el mundo friki nos dividimos básicamente en dos grandes familias: de un lado, los desordenados, tipo Chema en Tésis. Individuos capaces de guardar unos calzoncillos dentro de una caja de pizza o apilar juntos sin orden ni concierto comics y Penthouses. Del otro lado, los ordenados. Los que clasificamos la comida dentro de las bolsas en la cinta del supermercado, ordenamos nuestra colección de películas porno por productora, año y título, y la ropa en el armario por colores. Está claro que yo soy de los segundos... así que aquí va mi corta lista de festivales online.

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